33 AÑOS DE FILMOTECA DE CASTILLA Y LEÓN
El 19 de marzo de 2024 la Filmoteca celebra una proyección muy significativa, puesto que han transcurrido 33 años desde su apertura, el 18 de marzo de 1991, como una institución pública al servicio de toda la Comunidad con fines patrimoniales y culturales. Desde sus inicios, ha desempeñado un papel fundamental como custodia del patrimonio cinematográfico y fotográfico de Castilla y León y en la difusión de estas artes para toda la región.
Para conmemorar este aniversario se proyectará THE CAMERAMAN (1928) de Buster Keaton, obra emblemática de la historia del cine, acompañada de música en directo interpretada por el pianista y compositor Ricardo Casas.


Biofilmografía de Buster Keaton
Según Roger Ebert, Buster Keaton (1895 – 1988) es el mayor cómico del cine mudo, no solo por lo que hizo, sino por cómo lo hizo, porque ninguno tuvo tanto valor como él, si definimos el valor como Hemingway: «gracia, bajo presión». Keaton combinaba la comedia con un extraordinario riesgo físico, y tanto de director, como actor, tenía un espíritu que se encargaba de afinar todo su trabajo.
Nacido en Kansas, Estados Unidos, el 4 de octubre de 1895, el mismo año del nacimiento del cine con el cinematógrafo de los hermanos Lumière, Keaton surgió como una figura destacada en la era del cine mudo. Hijo de modestos actores de variedades, denominados “The Two Keatons”, se incorporó al mundo del entretenimiento a los 4 años de edad, para formar “The Thre Keatons”.
En 1917, Buster Keaton conoció al director y actor Roscoe Arbuckle y al productor Joseph M. Schenck, con quienes trabajó en diecisiete cortometrajes. Entre ellos destacan Fatty en la feria (1917), Buenas noches, enfermera (1918), El héroe (1919) y Fatty en el garaje (1920). Esta colaboración fue interrumpida solo en 1918, cuando Keaton fue enviado a Francia por la Gran Guerra. Posteriormente, Joseph M. Schenck y Buster Keaton crearon una productora y en dos años realizaron una veintena de cortometrajes, donde Keaton como Una Semana (1920), El espantapájaros (1920), Rostro pálido (1921), En el Polo Norte (1922) y La casa eléctrica (1922).
Este periodo extraordinario, que va de 1920 a 1929, fue crucial para la consagración de Keaton como uno de los mejores realizadores del cine mudo. Keaton decidió dirigir su primer largometraje Tres Edades (1923) y continuó protagonizando largos producidos por Schenck para Metro Goldwyn. Entre estos tírulos destacan La ley de la hospitalidad (1923), El moderno Sherlock Holmes (1923), El navegante (1924) y Siete ocasiones (1925). En 1926, Metro Goldwyn pasó a ser Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) bajo la presidencia de Louis B. Mayer. Joseph M. Schenck y Keaton realizaron con su propia productora una de sus mejores obras, El maquinista de la General (1926), con un elevado coste de producción. Esta fue la última película en la que oficialmente Keaton apareció como director. Después de doce años de trabajar juntos, Keaton y Schenck dejaron de colaborar, y Keaton volvió con MGM para realizar lo que algunos consideran su última gran película, The Cameraman (1928), dirigida bajo el nombre de Edward Sedgwick. Aunque en esta película las decisiones de Keaton sobre la producción comenzaron a limitarse, él aún tenía mucha influencia sobre lo que sucedía detrás de la cámara. Keaton era un perfeccionista que filmaba tomas hasta que la comicidad le dejara satisfecho, supervisando cada detalle meticulosamente. Durante la transición al cine sonoro, al firmar con la gran productora tuvo mucho menos control en el modo de hacer las películas.
The Cameraman fue el penúltimo largometraje de cine mudo del cineasta, antes de El comparsa de 1929, también dirigida por Edward Sedgwick. En los siguientes años, protagonizó ocho largometrajes en distintos idiomas, esforzándose por hablarlos, ya que aún no se comercializaba el doblaje. Es una etapa en la que su trabajo fue principalmente como actor. A los 37 años, cuando parecía estar en los mejores momentos de su carrera como actor, tuvo problemas para ser contratado y comenzó a enviciarse con alcohol y a jugar al bridge. Se vio en la necesidad de vender los derechos de la mayoría de sus películas, y desde entonces hizo principalmente papeles secundarios en veinticinco películas más, en distintos países como Francia, Italia y México. Las más memorables son El crepúsculo de los dioses (1950) de Billy Wilder y Candilejas (1952) de Charles Chaplin.
En 1959 se le concedió el Oscar honorífico por el conjunto de su obra, en 1962 se conmemoró la retrospectiva de su trabajo por la Cinemateca Francesa y en 1965, en el Festival Internacional de Cine de Venecia, lo situaron como una de las figuras más importantes del cine cómico norteamericano. Poco antes de esto, se pensaba que varias películas del periodo de máximo esplendor de sus obras, de 1920 a 1929, se habían perdido, pero en la década de los sesenta especialistas e historiadores de cine se encargaron de reunir y restaurar los filmes de este periodo, y gracias a esto hoy tenemos casi toda su filmografía disponible. El siguiente año, murió en casa, a los 70 años, en Los Ángeles. Su influencia y legado en el mundo del cine continúan siendo apreciados por las nuevas generaciones.
Artista invitado:

Ricardo Casas, médico y pianista/compositor, revive y dramatiza musicalmente obras maestras del cine mudo. Para ello usa con gran mimo composiciones propias e improvisaciones al piano. Ha actuado en los festivales y espacios más importantes como la SEMINCI de Valladolid, los premios Princesa de Asturias, las jornadas de cine mudo de Un castillo en Zaragoza, la semana de cine de Medina del Campo, el Instituto Cervantes de Bruselas, el FESCINAL de Madrid y Jaén, el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, el Festival Internacional de Cine de Calzada de Calatrava, IMPROMADRID, entre muchos otros espacios y festivales. Visualizar The Cameraman de Buster Keaton en sincronía con su interpretación en directo será una experiencia única para todos.


Martes, 19

THE CAMERAMAN
(1928) | 69’
Edward Sedgwick
Dirección: Edward Sedgwick. Guion: Richard Schayer, Clyde Bruckman, Lew Lipton. Fotografía: Elgin Lessley, Reggie Lanning. Montaje: Hugh Wynn, Basil Wrangell. Música: Mitja Reichenberg. Intérpretes: Buster Keaton, Marceline Day, Harry Gribbon, Harold Goodwin, Sidney Bracey, Ray Cooke, William Irving, Bert Moorhouse, Vernon Dent, Richard Alexander. Producción: Joseph M. Schenck, Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), Estados Unidos.
Enamorado de una oficinista, un hombre patoso intenta convertirse en camarógrafo para estar cerca de su amada que trabaja en los estudios de la Metro-Goldwin-Mayer (MGM). Una deliciosa comedia romántica hecha obra de arte, con la música en directo al piano de Ricardo Casas.
Se dice que la película es la favorita del propio Buster Keaton y también de Steven Spielberg. La primera película de Keaton producida por MGM, en lugar de la propia productora y el penúltimo largometraje mudo del cineasta antes de El Comparsa (Spite Marriage) de 1929.
El director ha dicho de su obra: «Después tuvo lugar la llegada del sonoro y el fin de la época dorada en que se rodaba sin guion, pues en adelante era necesario tenerlo, ya que los diálogos debían ser escritos antes. Poco antes de la aparición del sonido había cometido un error: había abandonado la pequeña compañía independiente que me pertenecía para entrar definitivamente al servicio de este gigante monstruoso, la Metro-Goldwyn-Mayer. Cuando llegó el sonoro no había rodado para ellos más que dos films mudos, The Cameraman y Spite Marriage. De un golpe, toda la industria cinematográfica se volvió patas arriba. (…) Pero, en nuestros días el cómico es un hombre muy obstaculizado. (…) Hoy el burlesco y el vodevil han desaparecido y el circo se muere». (Buster Keaton, En cuatro tiempos, 1963)
«La película contiene momentos de gran ternura, de un humor poético en el que el payaso adquiere su plena condición. Su mala suerte con la voluntad de filmar algún fuego; su infortunio al visitar el Yankee Stadium justo cuando el equipo juega en St. Louis; su impericia al rodar toda una serie de material que se acaba superponiendo en el negativo – lo que provoca unos minutos de espléndido cine experimental, o de vanguardia formal, para el público – (hazme estos dos guiones, guiones largos) su desatino con las puertas de vidrio de la oficina… todo va tomando un matiz lírico, creando una atmósfera de gran valor cómico, pero también sentimental. (…) Solo podemos decir que El cameraman es la última gran película que protagonizó Buster Keaton. Que él no dirigió, pero puede suponerse que congenió lo suficiente con el equipo técnico para “soplarles” lo que hasta aquel momento le había servido a él como cineasta». (Joan M. Minguet, Buster Keaton, 2008)
19.30 h.
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Teatro Juan del Enzina
c/ Tostado, 8
Entrada libre hasta completar el aforo